lunes, 1 de septiembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 158.

                    Hay una reveladora historia acerca de un monje que vivía en el desierto egipcio y al que las tentaciones atormentaron de tal modo que ya no pudo soportarlo. De manera que decidió abandonar el cenobio y marcharse a otra parte.

                   Cuando estaba calzándose las sandalias para llevar a efecto su decisión, vio, cerca de dónde él estaba, a otro monje que también estaba poniéndose las sandalias.

                   "¿Quién eres tú?", preguntó al desconocido.

                   "Soy tu yo", fue la respuesta. "Si es por mi causa por lo que vas a abandonar este lugar, debo hacerte saber que, vayas adonde vayas, yo iré contigo".

                   Un paciente, desesperado, le dijo al psiquiatra: "Vaya adonde vaya, tengo que ir conmigo mismo... ¡y eso lo fastidia todo!".

                   Tanto aquello de lo que huyes como aquello por lo que suspiras está dentro de ti.
    

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