martes, 2 de septiembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 159.

                   Un joven que buscaba un Maestro capaz de encauzarle por el camino de la santidad llegó a un "ashram" presidido por un guru que, a pesar de gozar de una gran fama de santidad, era un farsante. Pero el otro no lo sabía.

                  "Antes de aceptarte como discípulo", le dijo el guru, "debo probar tu obediencia. Por este "ashram" fluye un río plagado de cocodrilos. Peso que lo cruces a nado".

                  La fe del joven discípulo era tan grande que hizo exactamente lo que se le pedía: se dirigió al río y se introdujo en él gritando: "¡Alabado sea el poder de mi guru!" Y, ante el asombro de  éste, el joven cruzó a nado hasta la otra orilla y regresó del mismo modo, sin sufrir el más mínimo daño.

                 Aquello convenció al guru de que era aún más santo de lo que había imaginado, de modo que decidió hacer a todos sus discípulos una demostración de su poder que acrecentara su fama de santidad. Se metió en el río gritando: "¡Alabado sea yo! Alabado sea yo!", y al instante llegaron los cocodrilos y lo devoraron.
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario