Un enorme camión, debido a su excesiva altura, había quedado inmovilizado en un paso inferior por encima del cual pasaba la vía férrea. Todos los esfuerzos de los "expertos" por sacarlo de allí habían sido inútiles, y el tráfico había quedado detenido a ambos lados del lugar en cuestión, formándose un atasco monumental.
Había allí un muchacho que intentaba a toda costa llamar la atención del que parecía dirigir la maniobra, pero este le rechazaba una y otra vez. Al fin, completamente exasperado, el individuo aquel le espetó: "Supongo que quieres decirnos cómo tenemos que hacer este trabajo, ¿no es así?
"Sí", respondió el muchacho. "Les sugiero que quiten un poco de aire a los neumáticos."
En la mente de los profanos
hay muchas posibilidades.
En la de los expertos, muy pocas.
Había allí un muchacho que intentaba a toda costa llamar la atención del que parecía dirigir la maniobra, pero este le rechazaba una y otra vez. Al fin, completamente exasperado, el individuo aquel le espetó: "Supongo que quieres decirnos cómo tenemos que hacer este trabajo, ¿no es así?
"Sí", respondió el muchacho. "Les sugiero que quiten un poco de aire a los neumáticos."
En la mente de los profanos
hay muchas posibilidades.
En la de los expertos, muy pocas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario