Las personas verdaderamente religiosas
observan la Ley.
Pero ni la temen
ni la reverencian
ni la absolutizan....
Un empleado del ferrocarril informó de un asesinato ocurrido en un tren en los siguientes términos: "El asesino accedió al vagón desde la plataforma, asestó cinco salvajes puñaladas a la víctima, cada una de las cuales era mortal de necesidad, y abandonó el tren por la otra puerta, apeándose en la vía y, consiguientemente, transgrediendo las normas de la Compañía de Ferrocarriles".
Le criticaban a un noble el que hubiera incendiado la catedral. Y él dijo que lo lamentaba de veras, pero que le habían informado -erróneamente, como demostraron los hechos- de que el Arzobispo se encontraba dentro.
observan la Ley.
Pero ni la temen
ni la reverencian
ni la absolutizan....
Un empleado del ferrocarril informó de un asesinato ocurrido en un tren en los siguientes términos: "El asesino accedió al vagón desde la plataforma, asestó cinco salvajes puñaladas a la víctima, cada una de las cuales era mortal de necesidad, y abandonó el tren por la otra puerta, apeándose en la vía y, consiguientemente, transgrediendo las normas de la Compañía de Ferrocarriles".
Le criticaban a un noble el que hubiera incendiado la catedral. Y él dijo que lo lamentaba de veras, pero que le habían informado -erróneamente, como demostraron los hechos- de que el Arzobispo se encontraba dentro.
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