Un anciano peregrino recorría su camino hacia las montañas del Himalaya en lo más crudo del invierno. De pronto, se puso a llover.
Un posadero le preguntó: "¿Cómo has conseguido llegar hasta aquí con este tiempo de perros, buen hombre?"
Y el anciano respondió alegremente: "Mi corazón llegó primero, y al resto de mí le ha sido fácil seguirle".
Un posadero le preguntó: "¿Cómo has conseguido llegar hasta aquí con este tiempo de perros, buen hombre?"
Y el anciano respondió alegremente: "Mi corazón llegó primero, y al resto de mí le ha sido fácil seguirle".
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