Siete tipos locos, que habían estado en la fiesta de una aldea vecina, regresaban de noche a su pueblo tambaleándose, con una borrachera más que mediana.
Se puso a llover, y se refugiaron bajo un árbol para pasar la noche.
Cuando se despertaron a la mañana siguiente, empezaron a gemir y a lamentarse ruidosamente. "¿Qué sucede?", preguntó un transeúnte.
"Anoche nos acurrucamos bajo este árbol para dormir, señor", dijo uno de los locos, "y al despertar esta mañana estábamos hechos un lío y no podemos distinguir de quién es cada brazo y cada pierna".
"Eso se soluciona enseguida", dijo el otro. "Dejadme un alfiler". Se lo deraon y él lo clavó en la primera pierna que vio. "¡Ay!", gritó uno de ellos. "Ahí lo tiene", dijo el transeúnte, "esa pierna es suya". Luego pinchó en un brazo. "¡Ay!" exclamó otro, identificándose como el propietario de dicho brazo. Y así sucesivamente, hasta que se deshizo el lío; y los locos regresaron felices a su pueblo, enriquecidos con una nueva experiencia.
Cuando tu corazón responda instintivamente a las alegrías y a las penas de los demás, sabrás que te has desprendido de tu yo y habrás alcanzado la experiencia de tu "uni-corporeidad" con la raza humana... y al fin habrá triunfado el amor.
Se puso a llover, y se refugiaron bajo un árbol para pasar la noche.
Cuando se despertaron a la mañana siguiente, empezaron a gemir y a lamentarse ruidosamente. "¿Qué sucede?", preguntó un transeúnte.
"Anoche nos acurrucamos bajo este árbol para dormir, señor", dijo uno de los locos, "y al despertar esta mañana estábamos hechos un lío y no podemos distinguir de quién es cada brazo y cada pierna".
"Eso se soluciona enseguida", dijo el otro. "Dejadme un alfiler". Se lo deraon y él lo clavó en la primera pierna que vio. "¡Ay!", gritó uno de ellos. "Ahí lo tiene", dijo el transeúnte, "esa pierna es suya". Luego pinchó en un brazo. "¡Ay!" exclamó otro, identificándose como el propietario de dicho brazo. Y así sucesivamente, hasta que se deshizo el lío; y los locos regresaron felices a su pueblo, enriquecidos con una nueva experiencia.
Cuando tu corazón responda instintivamente a las alegrías y a las penas de los demás, sabrás que te has desprendido de tu yo y habrás alcanzado la experiencia de tu "uni-corporeidad" con la raza humana... y al fin habrá triunfado el amor.
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