Un hombre acudió a un psiquiatra y le dijo que todas las noches se le aparecía un dragón con doce patas y tres cabezas, que vivía en una tremenda tensión nerviosa, que no podía conciliar el sueño y que se encontraba al borde del colapso. Que incluso había pensado en suicidarse.
"Creo que puedo ayudarle", le dijo el psiquiatra, "pero debo advertirle que nos va a llevar un año o dos y que le va a costar a usted tres mil dólares".
"¿Tres mil dólares?", exclamó el otro, "¡Olvídelo! Me iré a mi casa y me haré amigo del dragón".
"Creo que puedo ayudarle", le dijo el psiquiatra, "pero debo advertirle que nos va a llevar un año o dos y que le va a costar a usted tres mil dólares".
"¿Tres mil dólares?", exclamó el otro, "¡Olvídelo! Me iré a mi casa y me haré amigo del dragón".
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