Los vecinos del místico musulmán Farid lograron persuadir a éste de que acudiera a la Corte de Delhi y obtuviera de Akbar un favor para la aldea. Farid se fue a la Corte y, cuando llegó, Akbar se encontraba haciendo sus oraciones.
Cuando, al fin, el emperador se dejó ver, Farid le preguntó: "¿Qué estabas pidiendo en tu oración?"
"Le suplicaba al todopoderoso que me concediera éxito, riquezas y una larga vida", le respondió Akbar.
Farid se volvió, dando la espalda al emperador, salió de allí mascullando: "Vengo a ver a un emperador... ¡y me encuentro con un mendigo que es igual que todos los demás!"
Cuando, al fin, el emperador se dejó ver, Farid le preguntó: "¿Qué estabas pidiendo en tu oración?"
"Le suplicaba al todopoderoso que me concediera éxito, riquezas y una larga vida", le respondió Akbar.
Farid se volvió, dando la espalda al emperador, salió de allí mascullando: "Vengo a ver a un emperador... ¡y me encuentro con un mendigo que es igual que todos los demás!"
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