Se acercó alguien a un discípulo del místico musulmán Bahaudin Naqshband y le dijo: "¿Por qué oculta sus milagros tu Maestro? Personalmente, yo he recogido datos que demuestran, sin lugar a dudas, que él ha estado presente en más de un lugar al mismo tiempo; que ha curado enfermos con el poder de sus oraciones, aunque él les diga que ha sido obra de la naturaleza; y que ha socorrido a muchas personas en apuros, aunque luego lo atribuya a la buena suerte de dichas personas.
¿Por qué lo hcaes?"
"Sé perfectamente de lo que me hablas", respondió el discípulo, "porque yo mismo lo he observado. Y creo que puedo responder a tu pregunta. En primer lugar, al Maestro no le gusta ser objeto de atención. Y, en segundo lugar, está convencido de que, una vez que la gente manifiesta interés por lo milagroso, ya no desea aprender nada de verdadero valor espiritual!"
¿Por qué lo hcaes?"
"Sé perfectamente de lo que me hablas", respondió el discípulo, "porque yo mismo lo he observado. Y creo que puedo responder a tu pregunta. En primer lugar, al Maestro no le gusta ser objeto de atención. Y, en segundo lugar, está convencido de que, una vez que la gente manifiesta interés por lo milagroso, ya no desea aprender nada de verdadero valor espiritual!"
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