Durante la era Meigi vivían en Tokyo dos célebres maestros que eran entre sí lo más diferente que pueda imaginarse. Uno de ellos era un maestro Shingon que se llamaba Unsho y observaba meticulosamente todos y cada uno de los preceptos de Buda. Se levantaba mucho antes de que amaneciera y se retiraba cuando aún no era de noche; no probaba bocado después de que el sol hubiera alcanzado su cénit ni bebía una gota de alcohol. El otro, llamado Tanzan, era profesor de filosofía en la Universidad Imperial Todai y no observaba uno solo de los preceptos, pues comía cuando le apetecía hacerlo y dormía incluso durante el día.
En cierta ocasión, Unsho fue a visitar a Tanzan y lo encontró borracho, lo cual constituía un verdadero escándalo, porque se supone que un budista no debe probar ni gota de alcohol.
"¡Hola, amigo!", exclamó Tanzan. "¡Entra y toma una copa conmigo!"
Unsho estaba escandalizado, pero consiguió controlarse y decir tranquilamente: "Yo no bebo nunca".
"El que no bebe", dijo Tanzan, "no es humano".
Entonces, Unsho perdió la paciencia: "¿Quieres decir que yo soy inhumano porque no pruebo lo que Buda prohibió explícitamente probar? Y si no soy humano, ¿qué soy?
"Un Buda", dijo alegremente Tanzan.
La muerte de Tanzan fue tan normal como había sido su vida. El último día de su existencia escribió sesenta tarjetas portales, y en todas ellas decía lo mismo:
"Parto de este mundo. Esta es mi última declaración. Tanzan. 27 de julio de 1892."
Pidió a un amigo que le echara aquellas tarjetas al correo y se murió tranquilamente.
Dice el sufi Junaid de Bagdad: "Es mejor el sensualista afable que el santo malhumorado".
En cierta ocasión, Unsho fue a visitar a Tanzan y lo encontró borracho, lo cual constituía un verdadero escándalo, porque se supone que un budista no debe probar ni gota de alcohol.
"¡Hola, amigo!", exclamó Tanzan. "¡Entra y toma una copa conmigo!"
Unsho estaba escandalizado, pero consiguió controlarse y decir tranquilamente: "Yo no bebo nunca".
"El que no bebe", dijo Tanzan, "no es humano".
Entonces, Unsho perdió la paciencia: "¿Quieres decir que yo soy inhumano porque no pruebo lo que Buda prohibió explícitamente probar? Y si no soy humano, ¿qué soy?
"Un Buda", dijo alegremente Tanzan.
La muerte de Tanzan fue tan normal como había sido su vida. El último día de su existencia escribió sesenta tarjetas portales, y en todas ellas decía lo mismo:
"Parto de este mundo. Esta es mi última declaración. Tanzan. 27 de julio de 1892."
Pidió a un amigo que le echara aquellas tarjetas al correo y se murió tranquilamente.
Dice el sufi Junaid de Bagdad: "Es mejor el sensualista afable que el santo malhumorado".
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