Con la ayuda de un Manual de Instrucciones, una mujer estuvo durante horas tratando de montar un aparato que acababa de comprar. Finalmente, se rindió y dejó las piezas esparcidas encima de la mesa de la cocina.
Imagínese la sorpresa que se llevó cuando, al cabo de varias horas, regresó a la cocina y comprobó que la asistenta había montado el aparato y éste funcionaba a la perfección.
"¿Cómo diablos lo ha hecho?", le preguntó asombrada.
"Verá, señora... cuando uno no sabe leer se ve obligado a emplear el cerebro", le respondió tranquilamente.
Imagínese la sorpresa que se llevó cuando, al cabo de varias horas, regresó a la cocina y comprobó que la asistenta había montado el aparato y éste funcionaba a la perfección.
"¿Cómo diablos lo ha hecho?", le preguntó asombrada.
"Verá, señora... cuando uno no sabe leer se ve obligado a emplear el cerebro", le respondió tranquilamente.
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