Los peligros de fiarse de un experto:
Un hombre recibió una nota de un amigo escrita de un modo absolutamente ilegible. Tras ímprobos esfuerzos por entenderla, al fin se le ocurrió solicitar la ayuda del farmacéutico.
Este estuvo un minuto examinando fijamente la nota; luego tomó una gran botella de color oscuro de la estantería, la puso sobre el mostrador y dijo: "Son dos dólares"
Un hombre recibió una nota de un amigo escrita de un modo absolutamente ilegible. Tras ímprobos esfuerzos por entenderla, al fin se le ocurrió solicitar la ayuda del farmacéutico.
Este estuvo un minuto examinando fijamente la nota; luego tomó una gran botella de color oscuro de la estantería, la puso sobre el mostrador y dijo: "Son dos dólares"
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