Visitando un asilo, un periodista trataba de obtener de un hombre muy anciano una historia de interés humano.
"Oiga, abuelo", le dijo el joven periodista, "¿cómo se sentiría usted di de pronto recibiera una carta en la que le comunicaran que un pariente lejano le había dejado en herencia diez millones de dólares?"
"Mira, hijo", le dijo pausadamente el anciano, "yo seguiría teniendo noventa y cinco años, ¿no es así?"
"Oiga, abuelo", le dijo el joven periodista, "¿cómo se sentiría usted di de pronto recibiera una carta en la que le comunicaran que un pariente lejano le había dejado en herencia diez millones de dólares?"
"Mira, hijo", le dijo pausadamente el anciano, "yo seguiría teniendo noventa y cinco años, ¿no es así?"
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