Una noche, estaba el poeta Awhadi de Kerman sentado en el porche de su casa e inclinado sobre un cuenco de barro. Pasó por allí el sufi Shams-e Tabrizi y le preguntó: "¿Qué estás haciendo?"
"Contemplando la luna en una taza de agua", le respondió.
"A no ser que te hayas roto el cuello, ¿por qué no miras directamente a la luna en el cielo?"
Las palabras son un reflejo imperfecto de la realidad. Un hombre creía saber cómo era el Taj Mahal porque había visto un trozo de mármol y alguien le dijo que el Taj Mahal no era más que un montón de piezas como aquélla. Y otro hombre estaba convencido de que, como había visto agua del Niágara en un cubo, sabía cómo eran las cataratas.
"¡Tiene usted un niño precioso!"
"Esto no es nada. Debería usted verle en fotografía".
"Contemplando la luna en una taza de agua", le respondió.
"A no ser que te hayas roto el cuello, ¿por qué no miras directamente a la luna en el cielo?"
Las palabras son un reflejo imperfecto de la realidad. Un hombre creía saber cómo era el Taj Mahal porque había visto un trozo de mármol y alguien le dijo que el Taj Mahal no era más que un montón de piezas como aquélla. Y otro hombre estaba convencido de que, como había visto agua del Niágara en un cubo, sabía cómo eran las cataratas.
"¡Tiene usted un niño precioso!"
"Esto no es nada. Debería usted verle en fotografía".
No hay comentarios:
Publicar un comentario