Las palabras (y los conceptos) son indicios,
no reflejo, de la realidad.
Pero, como dicen los místicos orientales,
"Cuando el Sabio señala la luna,
el idiota no ve más que el dedo".
Un borracho iba una noche tambaleándose por un puente cuando tropezó con un amigo. Se apoyaron en la barandilla y estuvieron charlando un rato.
"¿Qué es eso que hay allí abajo?", preguntó de pronto el borracho.
"Es la luna", le respondió su amigo.
El borracho volvió a mirar, asintió incrédulo con la cabeza y dijo: "Sí, pero ¿cómo demonios ha llegado ahí?"
Casi nunca vemos la realidad.
Lo que vemos es un reflejo de la misma
en forma de palabras y conceptos
que en seguida confundimos con la realidad.
El mundo en el que vivimos
es, en su mayor parte, una construcción mental.
no reflejo, de la realidad.
Pero, como dicen los místicos orientales,
"Cuando el Sabio señala la luna,
el idiota no ve más que el dedo".
Un borracho iba una noche tambaleándose por un puente cuando tropezó con un amigo. Se apoyaron en la barandilla y estuvieron charlando un rato.
"¿Qué es eso que hay allí abajo?", preguntó de pronto el borracho.
"Es la luna", le respondió su amigo.
El borracho volvió a mirar, asintió incrédulo con la cabeza y dijo: "Sí, pero ¿cómo demonios ha llegado ahí?"
Casi nunca vemos la realidad.
Lo que vemos es un reflejo de la misma
en forma de palabras y conceptos
que en seguida confundimos con la realidad.
El mundo en el que vivimos
es, en su mayor parte, una construcción mental.
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