El Gobernador de una colonia le dijo a un jefe indígena: "Lamento profundamente la opresión a que mi pueblo somete al suyo. Debe usted ayudarme a solucionar el problema."
"¿Y cuál es el problema?", preguntó el jefe.
"Escuche, mi querido amigo. Si yo le atara a usted a un poste y le prendiera fuego, usted tendría un problema, ¿no cree?"
"¿Yo? ¡Con que usted me soltara, asunto arreglado! Ahora bien, si me dejara quemarme vivo, yo moriría, y entonces sería usted quien tuviera un problema."
"¿Y cuál es el problema?", preguntó el jefe.
"Escuche, mi querido amigo. Si yo le atara a usted a un poste y le prendiera fuego, usted tendría un problema, ¿no cree?"
"¿Yo? ¡Con que usted me soltara, asunto arreglado! Ahora bien, si me dejara quemarme vivo, yo moriría, y entonces sería usted quien tuviera un problema."
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