lunes, 6 de julio de 2015

LA ORACIÓN DE LA RANA 348.

              El guru estaba meditando a la orilla del río cuando llegó junto a él un discípulo, se inclinó y depositó a sus pies dos enormes perlas como prenda de respeto y devoción.

             El guru abrió sus ojos y tomó una de las perlas, pero con tan poco cuidado que se le escapó de la mano y fue rodando hasta caer al río.

             Horrorizado, el discípulo se zambulló en el agua para recuperarla, pero, a pesar de bucear una y otra vez hasta que se hizo de noche, no consiguió dar con ella.

             Al fin, completamente empapado y exhausto, sacó el guru de su meditación y le dijo: "Tú viste dónde cayó. Indícame el lugar exacto para que yo pueda recuperarla."

            El guru tomó la otra perla, la lanzó al río y dijo:

            "¡Justo allí!"

            No trates de poseer cosas,
           porque las cosas en realidad no pueden ser poseídas.
           Limítate a cerciorarte
           de que no eres tú poseído por ellas,
           y serás el soberano de la creación.

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