Un visitante de un manicomio vio cómo uno de los internos se balanceaba en una silla mientras, con aire tierno y satisfecho, repetía una y otra vez: "Lulú, Lulú..."
"¿Cuál es el problema de este hombre?", le preguntó al médico.
"Lulú. Es el nombre de la mujer que le dio calabazas", respondió el doctor.
Siguieron adelante y llegaron a una celda con las paredes acolchadas, cuyo ocupante no dejaba de golpear su cabeza contra la pared mientras gemía: "Lulú, Lulú..."
"¿También es Lulú el problema de este hombre?", preguntó el visitante.
"Sí", dijo el médico. "Este es el que acabó casándose con Lulú."
Sólo hay dos desgracias en la vida:
no conseguir lo que deseas
y conseguir lo que deseas.
"¿Cuál es el problema de este hombre?", le preguntó al médico.
"Lulú. Es el nombre de la mujer que le dio calabazas", respondió el doctor.
Siguieron adelante y llegaron a una celda con las paredes acolchadas, cuyo ocupante no dejaba de golpear su cabeza contra la pared mientras gemía: "Lulú, Lulú..."
"¿También es Lulú el problema de este hombre?", preguntó el visitante.
"Sí", dijo el médico. "Este es el que acabó casándose con Lulú."
Sólo hay dos desgracias en la vida:
no conseguir lo que deseas
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