...Además, en realidad no puedo resolver su problema...
El principal ejecutivo de una gran compañía estaba verdaderamente admirado de su propia salud y de sus energías. Sin embargo, padecía una embarazosa debilidad: siempre que entraba en el despacho del presidente para presentarle su informe semanal, ¡se mojaba los pantalones!
El presidente, un tipo bastante comprensivo, le aconsejó que fuera a ver a un especialista. Cuando, a la semana siguiente, se presentó de nuevo en el despacho del presidente, se volvió a mojar los pantalones. "¿No fue usted a ver al especialista?", le preguntó.
"Sí, pero no estaba. Entonces fui a ver a un psicólogo, y estoy curado: ¡ya no me siento violento!"
El principal ejecutivo de una gran compañía estaba verdaderamente admirado de su propia salud y de sus energías. Sin embargo, padecía una embarazosa debilidad: siempre que entraba en el despacho del presidente para presentarle su informe semanal, ¡se mojaba los pantalones!
El presidente, un tipo bastante comprensivo, le aconsejó que fuera a ver a un especialista. Cuando, a la semana siguiente, se presentó de nuevo en el despacho del presidente, se volvió a mojar los pantalones. "¿No fue usted a ver al especialista?", le preguntó.
"Sí, pero no estaba. Entonces fui a ver a un psicólogo, y estoy curado: ¡ya no me siento violento!"
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