Los seres humanos se enorgullecen
de su capacidad de razonamiento...
y luego tratan de demostrarlo
de las más asombrosas maneras.
Un gobernador, visitando la penitenciaría del estado, hablaba con un vagabundo que había solicitado el indulto.
"¿Qué es lo que tiene usted contra este lugar?
Seguramente no ha disfrutado usted nunca de tantas comodidades, ¿no es así?
"Sí, señor", respondió el otro. "Pero, aun así, me gustaría salir de aquí."
"¿Acaso no le dan bien de comer?"
"Por supuesto que sí, pero no se trata de eso."
"Pues ¿de qué se trata?
"Verá, señor, no tengo más que una objeción contra este lugar: la reputación que tiene en todo el estado."
de su capacidad de razonamiento...
y luego tratan de demostrarlo
de las más asombrosas maneras.
Un gobernador, visitando la penitenciaría del estado, hablaba con un vagabundo que había solicitado el indulto.
"¿Qué es lo que tiene usted contra este lugar?
Seguramente no ha disfrutado usted nunca de tantas comodidades, ¿no es así?
"Sí, señor", respondió el otro. "Pero, aun así, me gustaría salir de aquí."
"¿Acaso no le dan bien de comer?"
"Por supuesto que sí, pero no se trata de eso."
"Pues ¿de qué se trata?
"Verá, señor, no tengo más que una objeción contra este lugar: la reputación que tiene en todo el estado."
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