Un periodista recibió el encargo de recabar la opinión del hombre de la calle acerca de la mujer moderna. La primera persona a la que abordó era un hombre que acababa de cumplir ciento tres años.
"Me temo, hijo, que no voy a serle de mucha ayuda", le dijo apesadumbrado el anciano. "¡Dejé de pensar en las mujeres hace casi dos años!"
"Me temo, hijo, que no voy a serle de mucha ayuda", le dijo apesadumbrado el anciano. "¡Dejé de pensar en las mujeres hace casi dos años!"
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