En una calle de Las Vegas, un individuo se acercó a un tipo elegantemente vestido y le dijo: "¿Podría usted dejarme veinticinco dólares, señor? Llevo dos días sin comer y no tengo dónde dormir."
"¿Y cómo sé que no se va a gastar el dinero en un casino?"
"¡Ah, eso sí que no!", le dijo el otro. "El dinero para jugar ya lo tengo reservado."
"¿Y cómo sé que no se va a gastar el dinero en un casino?"
"¡Ah, eso sí que no!", le dijo el otro. "El dinero para jugar ya lo tengo reservado."
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