Un joven ejecutivo empresarial telefoneó un día a su representante en el extranjero y anunció lacónicamente: "Llamando para dar instrucciones. Esta llamada no durará más de tres minutos. Yo hablaré, y usted no deberá interrumpirme. Cualquier comentario o duda que tenga usted que exponer, deberá transmitírmelo más tarde por cable."
Y, dicho esto, empezó a transmitir su mensaje. Pero lo hizo tan rápido que no agotó los tres minutos. "Tenemos aún veinte segundos", le dijo su interlocutor. "¿Tiene usted algo que decir?"
"Sí", respondió el otro. "Ha hablado usted tan deprisa que no he podido comprender una sola palabra."
Una buena manera
de cubrir menos distancia en más tiempo
consiste en ir más deprisa.
Y, dicho esto, empezó a transmitir su mensaje. Pero lo hizo tan rápido que no agotó los tres minutos. "Tenemos aún veinte segundos", le dijo su interlocutor. "¿Tiene usted algo que decir?"
"Sí", respondió el otro. "Ha hablado usted tan deprisa que no he podido comprender una sola palabra."
Una buena manera
de cubrir menos distancia en más tiempo
consiste en ir más deprisa.
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