Un gran y estúpido rey se quejaba de que la aspereza del suelo lastimaba sus pies, de manera que ordenó alfombrar de cuero todo el país.
El bufón de la corte se mataba de risa cuando el rey se lo contó. "¡Es una idea absolutamente absurda, Majestad!", exclamó. "¿A qué viene un gasto tan innecesario? ¡Mandad cortar dos trazos de cuero y protegeos con ellos vuestros reales pies!"
Así lo hizo el rey. Y así se inventaron los zapatos.
El que ha alcanzado la iluminación sabe que, para que no haya dolor en el mundo, uno ha de cambiar su corazón, no el mundo.
El bufón de la corte se mataba de risa cuando el rey se lo contó. "¡Es una idea absolutamente absurda, Majestad!", exclamó. "¿A qué viene un gasto tan innecesario? ¡Mandad cortar dos trazos de cuero y protegeos con ellos vuestros reales pies!"
Así lo hizo el rey. Y así se inventaron los zapatos.
El que ha alcanzado la iluminación sabe que, para que no haya dolor en el mundo, uno ha de cambiar su corazón, no el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario