Un león fue capturado y encerrado en un campo de concentración, donde, para su sorpresa, se encontró con otros leones que llevaban allí muchos años (algunos incluso toda su vida, porque habían nacido en cautividad). El león no tardó en familiarizarse con las actividades sociales de los restantes leones del campo, los cuales estaban asociados en distintos grupos. Un grupo era el de los "socializantes"; otro, el del mundo del espectáculo; incluso había un grupo cultural, cuyo objetivo era preservar cuidadosamente las costumbres, la tradición y la historia de la época en que los leones eran libres; había también grupos religiosos, que solían reunirse para entonar conmovedoras canciones acerca de una futura selva en la que no habría vallas ni cercas de ningún tipo; otros grupos atraían a los que tenían temperamento literario y artístico; y había, finalmente, revolucionarios que se dedicaban a conspirar contra sus captores o contra otros grupos revolucionarios. De vez en cuando estallaba una revolución, y un determinado grupo era eliminado por otro, o resultaban muertos los guardianes y reemplazados por otros guardianes.
Mientras lo observaba todo, el recién llegado reparó en la presencia de un león que parecía estar siempre profundamente dormido, un solitario no perteneciente a ningún grupo y ostensiblemente ajeno a todos. Había en él algo extraño que concitaba, por una parte, la admiración y, por otra, la hostilidad general, porque su presencia infundía temor e incertidumbre. "No te unas a ningún grupo", le dijo al recién llegado. "Esos pobres locos se ocupan de todo menos de lo esencial."
"¿Y qué es lo esencial", preguntó el recién llegado.
"Estudiar la naturaleza de la cerca."
¡Ninguna otra cosa, absolutamente ninguna, importa!
Mientras lo observaba todo, el recién llegado reparó en la presencia de un león que parecía estar siempre profundamente dormido, un solitario no perteneciente a ningún grupo y ostensiblemente ajeno a todos. Había en él algo extraño que concitaba, por una parte, la admiración y, por otra, la hostilidad general, porque su presencia infundía temor e incertidumbre. "No te unas a ningún grupo", le dijo al recién llegado. "Esos pobres locos se ocupan de todo menos de lo esencial."
"¿Y qué es lo esencial", preguntó el recién llegado.
"Estudiar la naturaleza de la cerca."
¡Ninguna otra cosa, absolutamente ninguna, importa!
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