Érase una vez un hombre que estaba construyéndose una casa. Y quería que fuera la casa más hermosa, más acogedora y más confortable del mundo.
Entonces llegó alguien a pedirle ayuda, porque el mundo estaba ardiendo. Pero lo que a él le interesaba era su casa, no el mundo.
Cuando, al fin, tuvo construida su casa, descubrió que no disponía de un planeta donde colocarla.
Entonces llegó alguien a pedirle ayuda, porque el mundo estaba ardiendo. Pero lo que a él le interesaba era su casa, no el mundo.
Cuando, al fin, tuvo construida su casa, descubrió que no disponía de un planeta donde colocarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario