Un factor fundamental para alcanzar la libertad es el conocimiento ocasionado por la adversidad.
Un hombre, completamente perdido en el desierto, desesperaba de poder encontrar agua. A duras penas fue remontando una duna tras otra, mirando desde arriba en todas las direcciones con la esperanza de divisar en alguna parte una corriente de agua. Pero todo fue inútil.
Mientras avanzaba tambaleándose, tropezó con el pie en un arbusto seco y cayó al suelo. Y allí se quedó, sin fuerzas siquiera para ponerse en pie y sin el menor deseo de seguir luchando, desesperado de poder sobrevivir a aquella pesadilla.
Tendido en la arena, derrotado y abatido, de pronto fue consciente del silencio del desierto. Por todas partes reinaba una majestuosa tranquilidad que no se veía perturbada por el más mínimo sonido. Intuitivamente, alzó su cabeza. Había oído algo. Algo tan tenue que sólo el oído más agudo y el más profundo silencio podían llevar a detectar: el sonido del agua cuando fluye.
Alentado por la esperanza que aquel sonido había despertado en él, se levantó y no dejó de andar hasta que llegó a un arroyo de limpias y refrescantes aguas.
Un hombre, completamente perdido en el desierto, desesperaba de poder encontrar agua. A duras penas fue remontando una duna tras otra, mirando desde arriba en todas las direcciones con la esperanza de divisar en alguna parte una corriente de agua. Pero todo fue inútil.
Mientras avanzaba tambaleándose, tropezó con el pie en un arbusto seco y cayó al suelo. Y allí se quedó, sin fuerzas siquiera para ponerse en pie y sin el menor deseo de seguir luchando, desesperado de poder sobrevivir a aquella pesadilla.
Tendido en la arena, derrotado y abatido, de pronto fue consciente del silencio del desierto. Por todas partes reinaba una majestuosa tranquilidad que no se veía perturbada por el más mínimo sonido. Intuitivamente, alzó su cabeza. Había oído algo. Algo tan tenue que sólo el oído más agudo y el más profundo silencio podían llevar a detectar: el sonido del agua cuando fluye.
Alentado por la esperanza que aquel sonido había despertado en él, se levantó y no dejó de andar hasta que llegó a un arroyo de limpias y refrescantes aguas.
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